Colon Irritable

El nombre propio y correcto es síndrome de intestino irritable, esta afección bastante común se cree que puede estar presente hasta en el 5% de la población y suele tener un impacto importante en la calidad de vida

El nombre propio y correcto es síndrome de intestino irritable, esta afección bastante común se cree que puede estar presente hasta en el 5% de la población, con cierta inclinación hacia el sexo femenino, principalmente en jóvenes y adultos jóvenes (menores de 50 años) y suele tener un impacto importante en la calidad de vida. En los últimos años ha incrementado su aparición la cual se relaciona con estilos de vida ¨modernos¨ en los que el estrés emocional juega un papel fundamental. Se caracteriza por dos componentes, el dolor abdominal que esté presente al menos 1 día por semana, asociado a alteración en el hábito defecatorio, es decir, existe estreñimiento, diarrea o ambos.

Aunque el cambio en el hábito defecatorio debe predominar bien sea estreñimiento o diarrea, también puede manifestarse con ambos de forma alterna. El paciente suele relacionar el dolor al acto de defecar, con alivio o aumento del dolor y el aspecto de las heces lo refiere diferente a lo acostumbrado en cuanto a la consistencia. Otros síntomas comunes son hinchazón del abdomen, exceso de flatulencias, cansancio, dolor de cabeza, cambios de humor.

Este padecimiento hoy en día esta sobre diagnosticado, deben cumplirse criterios estrictos para poder establecer el diagnóstico. En cuanto al tiempo el dolor abdominal debe estar presente por más de 6 meses y los últimos 3 meses antes de consultar con el médico, así mismo no debe existir ninguna enfermedad que por sí misma explique los síntomas y aquí radica lo complicado de establecer correctamente el diagnóstico. Se requiere de pocos laboratorios como hematología, proteína C reactiva, en pacientes con diarrea descartar enfermedad celiaca, los estudios de imagen como ultrasonido son poco útiles y salvo que exista sospecha de cáncer de colon, no está justificado realizar colonoscopia en todos los pacientes; de forma que si el paciente no cumple estos criterios el diagnóstico no puede establecerse concretamente.

Luego del diagnóstico viene el tratamiento, el cual involucra múltiples especialistas y diversos factores como: modificar estilos de vida que generan estrés emocional, dieta con restricción de ciertos azúcares presentes en bebidas, legumbres, harinas y sustituirlos por otros grupos de alimentos en base a los síntomas principales de cada paciente. La terapia psicológica en los casos que lo ameriten suele ser una herramienta fundamental. Los medicamentos disponibles están enfocados en normalizar la consistencia de las heces, disminuir dolor y contribuir a la reducción de flatulencias.

A pesar de ser un padecimiento intestinal, los antidepresivos suelen ser muy efectivos por diferentes razones, por un lado disminuyen el efecto de sustancias llamadas neurotransmisores (serotonina, dopamina) y como resultado regulan el movimiento intestinal, disminuyen la intensidad de los síntomas que percibe el paciente, por otro lado reducen el estrés emocional y ansiedad que pueda estar presente en los pacientes ya que estos neurotransmisores están presentes en el sistema nervioso central y en el sistema nervioso propio del intestino.

El auge que tienen los probióticos y prebióticos ha permitido que la ciencia los establezca como medicamentos y no como simples suplementos a la dieta ya que ejercen muchas funciones, por mencionar algunas este grupo de bacterias en las dosis adecuadas disminuyen la inflamación, regulan el transito intestinal, disminuyen producción de flatulencias y facilitan la digestión. Como es de esperar, el éxito del tratamiento es muy variable, algunos pacientes pueden tardar semanas en alcanzar satisfacción y resolver en gran medida los síntomas, es importante que la relación médico-paciente sea de confianza puesto que se necesita apoyo constante en las primeras semanas de tratamiento.

El síndrome de intestino irritable parece ser una batalla difícil de ganar, por lo que acudir con personal médico especialista resulta ser fundamental para individualizar un plan de tratamiento.

Por: Dr. Luis Fernando Quevedo, Gastroenterología

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