Fibromialgia Reumática

¿Un problema más común de lo que se piensa?

En mis años de formación como médico, no recuerdo que haya tenido la oportunidad de discutir este tema tan relevante en la práctica clínica cotidiana, y, a decir verdad, fue hasta mis años como residente de medicina interna que empecé a escuchar del mismo por parte de mis respetados maestros.  Sin embargo, a pesar de que esta condición puede afectar alrededor del 2% de la población general, mi conocimiento ha sido más profundo hasta en años más recientes.  Pero ¿Qué tan frecuente puede llegar a ser en realidad?

Como hemos dicho ya, si hablamos de la generalidad, 2 de cada 100 personas pueden padecer fibromialgia reumática, pero al evaluar a grupos específicos, como los pacientes que padecen trastornos metabólicos o inmunológicos, la frecuencia del problema puede llegar a ubicarse entre el 20 y el 50% de los mismos. También es más habitual en mujeres: puede haber hasta 9 casos por cada varón afectado. Y, por último, su regularidad va aumentando con la edad. Existen una serie de condiciones que se pueden asociar a la fibromialgia, como el síndrome de intestino irritable, el síndrome de fatiga crónica, el síndrome vesicular doloroso, y algunos otros.

Ahora bien, ¿es fácil diagnosticar el problema?  De hecho, no. La razón principal radica en que su sintomatología es bastante inespecífica y común.  La mayor parte de los pacientes presentan dolor articular y muscular, fatiga, síntomas neuropsicológicos (tipo ansiedad y/o depresión), y, además, las molestias se pueden superponer con las de otras condiciones que los pacientes presenten.

Esto obliga al médico a efectuar un estudio diagnóstico amplio, de manera que se puedan descartar enfermedades de tipo inflamatorio (artritis reumatoide, lupus), infecciosas (hepatitis viral, VIH, Lyme), endocrinas (alteraciones de la tiroides, hiperparatiroidismo), neurológicas (síndromes de dolor neuropático), psiquiátricas (depresión), no inflamatorias (enfermedades de generativas de las articulaciones/ columna vertebral/discos intervertebrales), e incluso, la posibilidad de que el paciente pueda estar cursando con efectos secundarios de algunos medicamentos (estatinas por ejemplo). Lo que esto quiere decir, es que tanto el médico, como el paciente, deben recorrer un camino en ocasiones largo y tortuoso, para llegar al diagnóstico preciso y de esa manera obtener el mejor tratamiento posible.

Será necesario realizar pruebas diagnósticas de laboratorio y de imagen orientadas a confirmar o descartar las enfermedades que hemos mencionado previamente, e incluso algunas que no se mencionan, pero que, de acuerdo con el criterio clínico, sean convenientes.  Aun así, es importante conocer que la mayor parte de dichas pruebas (por no decir todas), serán normales.

¿Qué debo hacer si sospecho de padecer fibromialgia?

  • Lo mejor es consultar a mi médico de confianza y discutir con él o ella mi inquietud y/o preocupación relacionada con mis síntomas. Si no cuento con dicha opción, puedo acudir con el médico internista, el reumatólogo o el neurólogo para evaluación y de acuerdo con el diagnóstico, establecer el tratamiento más conveniente, que, dicho sea de paso, se constituye de medicinas no farmacológicas (como dieta, ejercicio, higiene del sueño, manejo del estrés y la ansiedad) y farmacológicas (desde analgésicos comunes hasta antiepilépticos).
  • En todo caso, es precisamente el médico quien debe dirigir el tratamiento y apoyar al paciente en el proceso de mejoría de su condición.
  • En el Hospital El Pilar contamos con una amplia variedad de colegas altamente calificados para la atención de los pacientes que puedan presentar esta enfermedad.

Por Dr. Juan Pablo Moreira-Medicina Interna y Endocrinología

 

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