Nathalie tenía 37 años y un hijo de 4 cuando recibió su diagnóstico: cáncer de mama derecho triple positivo en etapa 3 localmente avanzado. Pensó que iba a morir.
Todo comenzó a principios de 2022 cuando comenzó a sentir un dolor de seno tan fuerte que hacía que los abrazos fueran una tortura. Visitó a varios ginecólogos en el país donde se encontraba y todos la tacharon de exagerada, decían que era algo hormonal, que probablemente el dolor era premenstrual. Incluso se hizo una mamografía, pero no reveló nada preocupante. Así que al regresar a Guatemala decidió acudir con su ginecóloga de toda la vida, la Dra. Miriam Bethancourt, quien tras revisarla en su clínica la envió a hacerse un ultrasonido del que le dieron los resultados poco más tarde y por los cuales fue derivada al día siguiente con la Dra. María Molina, ginecóloga oncóloga.
Dos biopsias después, el 22 de junio del 2022 a las 10:00 am Nathalie recibió la noticia de su cáncer de mama y pocos minutos después, cuando su madre entró a la clínica, volvió a escuchar su diagnóstico. Era una realidad, su mundo se paró. “Me voy a morir” pensó. Pero al mismo tiempo se aferró a Dios y pensó: “Yo creo y de su mano y la de los médicos voy a salir de esta”.
El 13 de julio, después de contagiarse de Covid-19, inició su tratamiento con el Dr. Giovanni Reynoso, oncólogo clínico. Fue sometida a 8 tratamientos previos a su operación que se llevó a cabo el 24 de enero del 2023. Fue una operación conservadora, a pesar de su solicitud desesperada a la Dra. Molina para que le quitara el seno. En esa primera operación le quitaron tres tumores, el más grande de 5 cm. La segunda operación fue debido a que al hacer el examen de patología encontraron enfermedad residual, uno de los bordes estaba contaminado y debían operar más profundo.
“Le dije a la Dra. Molina que me quitara el seno. No me importaba perderlo, yo lo único que quería era vivir”. Pero de nuevo, no fue necesario y para su sorpresa conservó el seno y la operación era casi imperceptible. “La Dra. Molina tiene arte en las manos” afirma Nathalie con nostalgia.
Después de su recuperación el Dr. Reynoso le indicó que debía someterse a 14 tratamientos más, mientras aún continuaba con sus radioterapias en la Clínica La Asunción con el Dr. Erick Palacios. Y por si fuera poco, un año después, el 10 de julio del 2023 se sometió a una histerectomía radical debido a que su cáncer era receptor de hormonas y no era seguro mantener su sistema reproductor aun estando bajo tratamiento.
Su último tratamiento fue el 14 de diciembre y su último procedimiento en el hospital el 17 de abril del 2024, cuando el Dr. Álvaro Forno, cirujano oncólogo, le quitó el implantofix, un puerto de acceso para la quimioterapia.
A pesar de guardar las fechas perfectamente en su memoria, Nathalie asegura que muchos detalles se le han olvidado. “Veo la enfermedad como algo lejano, ya no pienso en ella”. Nathalie tocó la campana el 25 de enero de este año, posteriormente se realizó el PET Scan en México el 19 de febrero y el Dr. Giovanni le dijo que estaba completamente libre de cáncer el 20 de marzo.
Para Nathalie haber tenido cáncer fue una segunda oportunidad de vida. Ahora se siente mejor que antes, disfruta los abrazos, ha dejado de temerle a los cambios y aunque sigue siendo la misma persona, ahora es más feliz. Y esta mujer maravillosa, que mantuvo su fe, fortaleza y sonrisa en cada una de sus terapias, ha dejado un mensaje para los pacientes que están atravesando esta enfermedad:
“Antes que nada confíen en Dios, en sus doctores y en el proceso. Luego, aunque parezca egoísta, durante la enfermedad primero están ustedes. Todo es transitorio. El cabello crece y más lindo que antes, disfruten cada momento incluso cuando el panorama no sea tan claro. Ámense, háblense bonito, las mujeres no somos solo un par de senos y un cabello hermoso; somos vida, alegría, valentía y coraje. En el proceso muchas personas que creíamos que iban a estar con nosotras, no nos podrán acompañar. Pero nunca estaremos solas, los ángeles enviados por Dios (familia, amigos, doctores y enfermeras) que estarán acompañándonos en cada paso que demos, en cada lágrima y en cada sonrisa; nos abrazarán el alma, se sentirá como aire fresco y nos darán la fuerza necesaria para salir adelante”.
