Abordaje integral de la cardiotoxicidad en pacientes oncológicos

La cardio-oncología busca proteger la salud cardiovascular de los pacientes durante y después de su tratamiento oncológico.

La cardio-oncología es una especialidad dentro de la cardiología que se dedica al estudio, la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de los problemas cardíacos en pacientes con cáncer. Dado que estos pacientes a menudo están expuestos a tratamientos como la quimioterapia, la radioterapia y ciertos medicamentos que, aunque cruciales para salvar vidas, pueden tener efectos secundarios adversos en el corazón, la cardio-oncología se centra en minimizar y prevenir dicho daño. Esta especialidad busca proteger la salud cardiovascular de los pacientes durante y después de su tratamiento oncológico, para mejorar su calidad de vida y su pronóstico a largo plazo.

El objetivo principal de esta especialidad es la prevención de la cardiotoxicidad, que se refiere a los efectos adversos que los tratamientos contra el cáncer pueden tener en el corazón. La meta no es interrumpir el tratamiento oncológico, sino clasificar a los pacientes en categorías de bajo, moderado y alto riesgo, y, según la clasificación, implementar intervenciones específicas antes, durante o después del tratamiento. Para ello, se recomienda que todo paciente recién diagnosticado con cáncer se someta a un ecocardiograma y a una evaluación integral realizada por un cardiólogo en colaboración con el oncólogo. Este enfoque permite diseñar una estrategia de tratamiento personalizada que minimice el impacto en la salud cardiovascular del paciente.

Según el Dr. Roberto Chapas, cardiólogo, algunos pacientes tienen un mayor riesgo de desarrollar cardiotoxicidad, incluyendo:

  • Pacientes con antecedentes de cáncer que han sido tratados con fármacos cardio tóxicos.
  • Pacientes que han recibido radioterapia.
  • Pacientes con factores de riesgo cardiovascular preexistentes, como hipertensión crónica, diabetes o alteraciones en los niveles de colesterol y/o triglicéridos.

Por estas razones, es crucial realizar una evaluación integral del paciente para optimizar su calidad de vida tras el tratamiento. El daño cardíaco puede detectarse de manera temprana, antes de que la función del corazón se vea significativamente afectada. Si no se identifica a tiempo, el margen para prevenir un daño severo es muy limitado.

La principal manifestación de la cardiotoxicidad son los síntomas de insuficiencia cardíaca, que incluyen:

  • Dificultad para respirar.
  • Edema en las piernas.
  • Fatiga con esfuerzos que previamente no causaban cansancio.
  • Dolor en el pecho.
  • Otras manifestaciones cardiacas.

Si un paciente con cáncer experimenta estos síntomas, es crucial que consulte a su oncólogo. El oncólogo, en colaboración con un cardiólogo, evaluará la situación y proporcionará el tratamiento adecuado lo antes posible.

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