La pérdida auditiva en la infancia: identificación temprana y su impacto en el desarrollo
La audición es un sentido fundamental que nos conecta con el mundo, permitiéndonos comunicarnos, aprender y disfrutar de los sonidos que nos rodean. Sin embargo, la pérdida auditiva puede afectar a personas de todas las edades, desde el nacimiento hasta la vejez. En los recién nacidos, detectar cualquier alteración auditiva a tiempo es clave para su desarrollo cognitivo y del lenguaje. Por ello, el tamizaje auditivo neonatal es una herramienta esencial, ya que permite identificar posibles dificultades auditivas en los primeros días de vida y garantizar una intervención temprana que mejore la calidad de vida del bebé.
Los padres, como cuidadores primarios, juegan un papel clave en la detección temprana de posibles problemas auditivos en sus bebés. Algunas señales de alerta que pueden indicar una pérdida de audición incluyen:
- Falta de respuesta ante estímulos sonoros.
- Ausencia de reacción cuando se le llama por su nombre.
- Retraso en el desarrollo del lenguaje.
- Dificultad para aprender nuevas palabras.
- Problemas para comprender y seguir instrucciones.
Si se observan estos signos, es fundamental acudir a un especialista lo antes posible. Una detección temprana permite intervenir a tiempo y evitar impactos negativos en el desarrollo del lenguaje, las habilidades cognitivas y la socialización del bebé en una etapa crucial de su crecimiento.
En neonatos las causas más comunes de pérdida auditiva son las infecciones congénitas por citomegalovirus y defectos genéticos. Son factores de riesgo el bajo peso al nacer, estancia en cuidados intensivos posterior al nacimiento, infecciones, anomalías craneofaciales, alteraciones con la bilirrubina, uso de fármacos tóxicos para los oídos y antecedentes de familiares con pérdida auditiva.
En lactantes y niños las causas más comunes son la acumulación de cerumen e infecciones de oído. Son consideradas factores de riesgo las fracturas de cráneo, trastornos neurodegenerativos, exposición al ruido, secuelas de infecciones de oído como perforación de membrana timpánica o colesteatoma (lesión situada detrás del tímpano en el oído medio).
La Dra. Claudia Del Cid, otorrinolaringóloga, recomienda a los padres tomar las siguientes medidas para proteger la salud auditiva de sus hijos:
- Realizar tamizaje auditivo en los primeros 28 días de vida.
- Atender de inmediato cualquier infección de oído, ya que estas pueden generar complicaciones si no se tratan a tiempo.
- Estar atentos a dificultades en el lenguaje.
- Consultar a un pediatra o a un otorrinolaringólogo para evaluar el grado y la causa de la afección auditiva.
- Complementar el tratamiento médico con terapia del lenguaje lo antes posible, para promover el desarrollo del niño.
Estas recomendaciones son clave para asegurar un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado.
La pérdida auditiva en jovenes y adultos: causas, consecuencias y soluciones
Las principales causas de pérdida auditiva incluyen:
- Acumulación de cerumen.
- Exposición a ruidos fuertes de forma prolongada, como en ambientes laborales o recreativos.
- Infecciones de oído recurrentes, que pueden causar daño en las estructuras auditivas como perforación del tímpano.
- Barotrauma y perforaciones timpánicas, causadas por cambios bruscos de presión, como al volar o bucear.
- Hipoacusia súbita: pérdida de audición repentina que se considera una emergencia médica.
- Enfermedades metabólicas o autoinmunes y tumores.
- Deterioro progresivo relacionado con la edad, conocido como presbiacusia, que afecta gradualmente la audición.
- Factores genéticos.
- Problemas vasculares o neurológicos.
- Uso de medicamentos tóxicos para el oído.
La pérdida auditiva en esta etapa de la vida puede tener un impacto significativo en la calidad de vida y la salud mental, ya que puede deteriorar las funciones cognitivas, afectando la comunicación y las interacciones sociales. Esto, a su vez, puede generar dificultades para llevar a cabo actividades cotidianas y aumentar el riesgo de aislamiento y depresión. Es fundamental abordar estos problemas de forma temprana para mitigar sus efectos a largo plazo principalmente en adultos mayores.
En adultos mayores, la pérdida auditiva suele no detectarse a tiempo debido a su progresión lenta, lo que provoca un deterioro cognitivo y un aumento en los niveles de depresión. Las señales de alerta de una pérdida auditiva en personas mayores incluyen:
- Dificultad para comprender las palabras o lo que están escuchando, a menudo mencionan: «Sí escucho, pero no entiendo» o dificultad para seguir conversaciones en entornos ruidosos.
- Tendencia a aislarse y no participar en las conversaciones, lo que puede llevar a un mayor aislamiento social.
- Minimizar o restar importancia al problema, sin reconocer la pérdida auditiva.
- Experimentar zumbidos en los oídos (tinnitus), lo cual es comúnmente asociado con algún tipo de pérdida auditiva. Este síntoma también puede presentarse en niños y adolescentes, por lo que es importante prestar atención si lo refieren.
- Algunos trastornos del oído interno pueden afectar tanto la audición como el equilibrio, provocando mareos o vértigo.
Para la pérdida auditiva a cualquier edad, las opciones de tratamiento incluyen:
- Auxiliares auditivos para mejorar la audición.
- En algunos casos, si la pérdida de audición es profunda, el implante colear puede ser una opción de tratamiento siempre que el paciente cumpla con las indicaciones para realizarlo.
Las familias pueden apoyar a los adultos mayores animándolos a usar los auxiliares auditivos, ya que a menudo existe resistencia. Es útil explicar que, al igual que las lentes, los auxiliares auditivos se ajustan a las necesidades individuales de cada persona y cada oído, y se personalizan a través de pruebas como la audiometría (para detectar la función auditiva) y la logoaudiometría (para evaluar la comprensión de las palabras).
Para conservar la audición en la edad adulta, la Dra. Del Cid, recomienda:
- Evitar la exposición a ruidos superiores a 80 decibelios durante períodos prolongados.
- No utilizar audífonos con volumen elevado.
- Controlar enfermedades metabólicas.
- Tratar a tiempo las infecciones de oído.
- Evitar introducir objetos en los oídos, incluidos los hisopos, para prevenir perforaciones y traumas.
Estas medidas pueden ayudar a prevenir daños auditivos y mejorar la calidad de vida.