D-MER (Reflejo disfórico de la eyección de la leche)
Comienzo a amamantar a mi bebé y siento tristeza, ansiedad e irritabilidad, ¿me sucede algo malo?
El reflejo disfórico de eyección de la leche o D-mer es una condición que afecta a algunas madres en la cual experimentan una oleada de emociones desagradables 30-90 segundos antes de la liberación de la leche en el momento del amamantamiento.
La causa certera de que una mujer padezca D-mer se desconoce. Sin embargo, hay investigaciones que arrojan la posibilidad de que el descenso de dopamina, necesario para el aumento de la prolactina (hormona productora de leche), sea el culpable.
Según el nivel de intensidad, las madres podrían sentir diversos síntomas.
- Leve: caracterizada por sentir temor, tristeza y melancolía.
- Moderada: que a las sensaciones de la leve añade la ansiedad e irritabilidad.
- Grave: se suma a las anteriores la sensación de ira y hasta pensamientos suicidas.
Los primeros dos niveles de D-mer suele remitir antes del primer año de vida del bebé y algo que ayuda es que la madre se distraiga durante la toma. En el caso del D-mer grave no suele remitir y es necesario el tratamiento farmacológico. Si bien esta condición aún es muy poco conocida, las madres necesitan saber que existe y que más madres de las que se cree lo padecen.
“Salí del hospital y mis pechos se congestionaron, ¿es normal?”
La lactancia durante la estancia en el hospital, si todo fluye como debería, no debiese presentar complicaciones. Sin embargo, durante los primeros tres días la madre produce calostro en muy pequeñas y suficientes cantidades para su recién nacido con el estómago del tamaño de una nuez. Por lo que es común que durante su estadía se pregunte si está produciendo suficiente leche para su bebé.
Pero estas dudas se acaban en el momento en el que, alrededor del 3-4 día posparto, los pechos aumentan su tamaño, se ponen duros, calientes y provocan dolor, pero a la vez se percibe un aumento de la producción. Comúnmente se le denomina a este momento la subida o la bajada de la leche. Lo que es esta complicación en realidad es una ingurgitación mamaria, que consiste en un edema vascular provocado por la acumulación de los líquidos administrados durante el parto que coincide con el cambio en la composición de la leche (de calostro a leche de transición) y el respectivo aumento de volumen de la producción.
¿Qué hacer ante una ingurgitación mamaria?
- Desinflamar el pecho con compresas frías u hojas de col previamente refrigeradas en el área del pecho (evitando llegar al pezón).
- Realizar masajes en el área de la areola.
- Una vez desinflamado el pecho, proceder a amamantar al bebé a libre demanda.
En la mayoría de casos la ingurgitación no suele complicarse más y mejora en 1-3 días. Sin embargo, si el problema continúa o al bebé se le dificulta mucho agarrarse del pecho, no olvides consultar con una asesora de lactancia materna.
¿Puedo extraerme leche las primeras semanas de lactancia?
Una situación muy tentadora al inicio de la lactancia suele ser extraernos leche para medir nuestra producción de leche. ¡Cuidado! Esto no es más que un engaño: lo que extraemos, no es lo que producimos. Un extractor es lo que es: una máquina, fabricada para estimular el pecho y extraer leche. Sin embargo, el cuerpo humano espera a la mejor máquina de todas: tu bebé. El mejor extractor es tu bebé, él será el que saque todo lo que necesite. Mientras que el extractor, bueno, extraerá lo que pueda.
Así que no te preocupes por extraerte leche al inicio de tu lactancia. Mejor prioriza las tomas de tu bebé directas al pecho.
Y si necesitas iniciar a extraer leche para empezar tu banco, ¡espera! Lo ideal es que empieces a partir de la semana 6-8, ya que antes podrías provocar con facilidad una sobreproducción de leche. Y aunque esto puede sonar maravilloso no lo es, pues tendrías más riesgo de congestiones, obstrucciones y mastitis.
De lo que sí puedes hacer uso sin problema desde el 3-4 día de tu lactancia, es de un recolector de leche. Es un maravilloso aliado en tu lactancia, ya que te ayuda a recolectar leche, pero no híperestimula tu glándula mamaria.
“Mi bebé demanda mucho el pecho, ¿se está llenando?”
¿Te han dicho que el bebé debe alimentarse cada 3 horas? ¿Y tu bebé alimentado con lactancia exclusiva pide muchísimo antes de ese tiempo? ¿Pide el pecho con frecuencia y crees que no se está llenando?
Estas son dudas frecuentes de las madres primerizas al inicio de su lactancia. Hoy quiero contarte que tu bebé tiene un comportamiento normal, sano y esperado si es alimentado con lactancia exclusiva. La leche materna, fabricada especialmente para el bebé, su alimento idóneo, es de fácil digestión, digiriéndose en promedio entre 60-90 minutos. La fórmula infantil, por el contrario, tarda hasta 3 horas en digerirse.
¿Qué quiere decir esto? Que mientras que un bebé alimentado con fórmula tardará en digerir 3 horas la toma de leche que hizo a las 12:00 am, volviendo a tener hambre alrededor de las 3:00 pm, un bebé amamantado de forma exclusiva digirirá su alimento en la mitad del tiempo, volviendo a tener hambre probablemente a la 1:30 pm.
Colocar horarios en la lactancia puede perjudicarla. Lo mejor siempre será llevar una lactancia a libre demanda, cada vez que tu bebé te lo pida. Y recuerda, es normal que pida frecuentemente, no quiere decir que no se está llenando o no produces lo suficiente, significa que ¡volvió a tener hambre!
“¿Cómo sé si todo va bien en la lactancia?
La lactancia se considera establecida hasta las primeras 6-8 semanas. Una de las dudas más frecuentes de las madres es si tienen suficiente producción de leche, si están llenando al bebé, para no terminar dando fórmula infantil como suplemento innecesario.
Aquí te comparto los 4 factores que debes tomar en cuenta para garantizar que todo va bien con tu lactancia:
- Conteo de pañales de pipí
1 día = 1 pañal mojado
2 día = 2 pañales mojados
3 día = 3 pañales mojados
4 día = 4 pañales mojados
A partir del 5 día = + 6 pañales mojados
- Conteo de pañales con popó:
1 día = 1 pañal
2 día = 2 pañales
3 día = 3 pañales
A partir del 4 día = 4 pañales
- Color del popó
En bebés amamantados de forma exclusiva el color del popó debe ser amarillo mostaza, con una textura ya sea líquida, grumosa o pastosa.
- La ganancia de peso del bebé amamantado hasta al menos las 6 semanas de vida no debe ser inferior a 20 gr al día.
Si tu bebé está cumpliendo con los criterios arriba mencionados, ¡felicidades! Tu lactancia está estableciéndose de manera correcta. Si por el contrario alguno de estos criterios no se está cumpliendo, consulta con tu pediatra y consultora de lactancia para poder solucionar el problema y poder establecer tu lactancia.
Tus primeros días de lactancia
En el Hospital El Pilar deseamos que inicie tu lactancia informada para que puedas amamantar sin dolor y con confianza en tu cuerpo capaz de producir alimento para tu bebé. Por ello queremos compartirte 5 datos para que puedas establecer tu lactancia desde los primeros días de vida de tu bebé:
- La primera hora de vida se conoce como la hora de oro, es este momento el idóneo para establecer el vínculo con tu bébé y lograr un buen agarre.
- El bebé debe mamar agarrado de la areola, no del pezón. Esto te garantizará un agarre sin dolor y le permitirá a tu bebé alimentarse de manera adecuada.
- La primera leche del recién nacido se llama calostro y se produce en pequeñas cantidades que son suficientes para un recién nacido durante sus primeros días de vida, alimentarlo con frecuencia es clave para un buen establecimiento de la lactancia.
- La lactancia debe ser a libre demanda, esto significa amamantar cada vez que tu bebé te lo pida por el tiempo que lo pida (lo máximo que puede pasar un recién nacido sin comer son 3 horas).
- Entre el 3-4 día puedes sentir tus pechos congestionados por la comúnmente llamada “bajada de la leche”. Es vital un adecuado y frecuente vaciado del pecho para que se descongestione y así solucionar el problema.
Los primeros días de lactancia pueden no ser fáciles, confía en tu instinto y recuerda que siempre puedes pedir ayuda de una IBCLC si necesitas ayuda.
¿Tendré leche para mi bebé?
¿Sabías que tu cuerpo inició la producción de calostro entre la semana 16 y la 20 de gestación? Algunas mujeres incluso llegan a ver unas cuantas gotas durante el embarazo. Los altos niveles de estrógenos, progesterona y el láctógeno placentario –hormona específica del embarazo– mantienen bajos los niveles de prolactina, la hormona encargada de la producción de leche, pero en el momento del parto el cerebro recibe el mensaje de que el bebé ya no está adentro, sino afuera, y necesita ser alimentado.
Esto significa que desde el primer minuto de vida de tu bebé tendrás leche para alimentarlo. El calostro es la primera leche del recién nacido y se considera su primera vacuna, pues tiene una gran carga de inmunoglobulinas que le servirán para empezar a combatir bacterias y virus por sí mismo. Tiene un aspecto amarillento y espeso y se producirá en muy pequeñas cantidades, ¡pero no te preocupes! Es suficiente para tu recién nacido, pues su estómago es del tamaño de una nuez y hasta el tercer día llega al tamaño de un melocotón pequeño.
Estos primeros días tu producción funciona por un mecanismo hormonal, lo único que debes hacer es confiar en tu cuerpo y colocarte a tu bebé al pecho a libre demanda, esto garantizará que tu producción aumente a medida de que tu bebé vaya aumentando su demanda.
¿Cómo sé si el agarre de mi bebé está bien?
La lactancia durante los primeros días suele estar llena de dudas. Una de ellas si el agarre está correcto y el bebé está recibiendo la leche que necesita.
Lo primero que debes saber es que amamantar no debería doler. Si duele significa que hay algo que revisar y solucionar. El dolor en la lactancia siempre es una señal de alerta. Por lo tanto, si estás amamantado a tu bebé y no sientes dolor alguno ya tienes un punto a favor del agarre de tu bebé.
Pero no es lo único a tomar en cuenta. Otros factores que debes revisar para garantizar que el bebé tiene un buen agarre al pecho son:
- Mamá se encuentra en una posición cómoda.
- Bebé está girado hacia mamá.
- La boca del bebé está bien abierta y sus labios evertidos (hacia afuera).
- Cuando el bebé agarra el pecho, casi no se ve areola.
- El agarre es silencioso. No se escuchan chasquidos.
- Las mejillas del bebé se mantienen siempre infladas durante la toma.
- Se puede ver y escuchar al bebé tragar la leche.
Pero el más importante de todos siempre será que no exista dolor en la toma.
¡No lo olvides!
Siento dolor al amamantar, ¿qué debo hacer?
Puede que alguna vez hayas escuchado una historia de terror de lactancia. Esas historias que dicen que amamantar duele, que se te rompen los pezones, que durante los primeros días será terrible, pero que después te acostumbrarás…
Hoy queremos decirte que el dolor nunca será normal. Que amamantar está biológicamente diseñado para ser una experiencia agradable y de disfrute. Si duele, tómalo como un aviso de que hay algo que revisar. En la mayoría de casos el dolor al amamantar es provocado por un agarre superficial al pecho y en cuanto se mejora deja de doler.
Si este es tu caso es importante que busques el asesoramiento de una asesora de lactancia o IBCLC (International Board Certified Lactation Consultant). Amamantar es un acto natural, pero hemos perdido a lo largo del tiempo las referencias de cómo lograrlo. Por ello buscar información y contar con alguien que te oriente paso a paso es clave. No temas buscar ayuda si lo necesitas. Amamantar no siempre es fácil, pero podrás conseguir la lactancia que deseas.
¿Qué postura es mejor para amamantar?
Pruebalas todas. ¡Sí, así como lo lees! No tengas miedo a probar todas las posturas posibles para amamantar a tu bebé. Lo cierto es que no existe una mejor postura. Cada madre se adaptará con su bebé mejor a una que a otra. De hecho, cuando tu bebé vaya creciendo, en lo que menos te tendrás que preocupar será en la postura, porque él solo irá creando nuevas posiciones.
¿Y qué posturas puedes probar?
- Postura biológica, la primera que puedes utilizar en contacto piel con tu bebé en el hospital. En esta postura puedes casi garantizar un agarre profundo y correcto al pecho.
- Postura clásica o de cuna, la más conocida e indispensable para amamantar, por ejemplo, en lugares públicos.
- Postura de balón de Rugby, esta postura ayuda mucho a madres que tuvieron a sus bebés por cesárea y que se les dificulta o molesta la posición de cuna.
- Postura acostada, la favorita de muchas madres para poder descansar junto a sus bebés.
- Postura de caballito, suele ser muy útil en casos de bebés con reflujo.
¿Qué debo tomar para aumentar mi producción de leche?
¿Y si te digo que nada? Existen demasiados mitos alrededor de la lactancia y la buena producción de leche materna. Seguro que ya alguien te ha dicho que debes bebes 4 litros de agua, atoles o tés especiales para aumentar tu producción de leche.
Lo cierto es que no necesitas nada de lo anterior para aumentarla. Tu cuerpo, ese perfecto cuerpo que ha gestado a tu bebé durante 9 meses, ya desde el embarazo comenzó a fabricar leche materna para tu bebé. En el preciso momento en que nace tu bebé ya tu cuerpo tiene listo el calostro: la primera leche del recién nacido. Al inicio se produce en poca cantidad porque el estómago de tu bebé es demasiado pequeño, pero conforme avancen los días y tu bebé se pegue más al pecho aumentará tu producción.
¿Qué hace entonces que aumente tu producción de leche? El estímulo constante de tu bebé al pecho. Este será tu mantra en la lactancia, apréndetelo: “A mayor succión, mayor producción”. Mientras más te pegues a tu bebé al pecho (asegurando que hay un buen agarre y transferencia de leche), más leche producirás.
Así que no te preocupes si no bebes atoles, tés o incluso si no tomas demasiada agua, igual tendrás leche. Pero mantente hidratada: ¡amamantar da mucha sed!
La alimentación de mamá durante la lactancia
Uno de los mitos más extendidos dentro del mundo de la lactancia materna es el que algunos alimentos que la madre come pueden pasar a la leche materna y hacerle daño al bebé. Sí, has leído bien: esto es un mito.
Ningún alimento que tú consumas podrá pasar a la leche materna y hacerle daño o provocarle gases a tu bebé. En realidad, después del embarazo, te tengo una buena noticia: puedes comer lo que gustes. Así es, ¡no hay dieta durante la lactancia!
No es lo mismo el embarazo, donde tu bebé se alimenta de lo que tú consumes, que la lactancia, durante la cual tu bebé se alimenta de leche materna producida de tu sangre (a la que no pasan los alimentos tal cual, sino algunos de sus elementos como las proteínas, entre otros).
Así que mamá: no te restrinjas de ningún alimento. Si en dado caso te provoca gases a ti, no te preocupes, no se le pasarán a tu bebé. De tu tracto intestinal no pasará ningún alimento a tu leche. La producción de leche tiene relación con la glándula mamaria y el cerebro, ida y vuelta. No pasa por tu estómago.
Así que si te has estado reservando el antojo de un ceviche de camarón, una vez nazca tu bebé, ¡quítate el antojo!
Quiero tener una lactancia exclusiva, ¿cómo lo logro?
La recomendación de la Organización de la Salud (OMS) respecto a la alimentación del recién nacido es la de ofrecer lactancia materna exclusiva (nada más que leche materna) los primeros seis meses de vida y a partir de entonces complementar con alimentos sólidos y seguros para el bebé y mantener la lactancia mínimo 2 años o hasta que mamá y bebé lo deseen. La lactancia exclusiva se consigue entonces no ofreciendo un suplemento de fórmula.
Para lograr la lactancia exclusiva durante estos primeros 6 meses lo primordial es mantener una producción de leche adecuada para el bebé, ajustada a sus necesidades. Esto se consigue llevando una lactancia a libre demanda, ofreciéndole el pecho al bebé cada vez que lo pida, por el tiempo que lo pida.
Además, es recomendable evitar (al menos hasta las 6-8 semanas de vida del bebé) cualquier tipo de tetina de biberones y/o chupetes. Esto para que el bebé no desarrolle una confusión tetina-pezón que pueda hacer que el bebé rechace el pecho.
Es normal que, durante estos 6 meses de lactancia, sientas que tu producción ha disminuido o algo ha cambiado. La lactancia a partir de los 3 meses se establece y la producción de leche se regula, de modo que tu cuerpo comenzará a producir justo lo que tu bebé demande del pecho; ni más ni menos. ¡Esto es muy bueno! Significa que todo va bien con tu lactancia. Confía en tu cuerpo y disfrútala.
¿Cuánto peso debería ganar mi bebé si es amamantado?
El peso del bebé suele ser un tema de mucha preocupación para las madres. Principalmente cuando el único alimento del lactante es leche materna, pues la ganancia de peso y su relación con la talla del bebé son de los factores más importantes para garantizar un establecimiento adecuado de la lactancia.
Debes tomar en cuenta que un bebé amamantado no crece de la misma forma que un bebé alimentado con fórmula, por lo que es necesario que su crecimiento se mida con las curvas de crecimiento de bebés amamantados.
¿Y cuánto peso debería ganar el bebé durante el primer año?
- De 0-4 meses el bebé debería ganar entre 3.9 y 7.9 onzas por semana.
- De 4-6 meses el bebé debería ganar entre 3 y 5 onzas por semana.
- De 6-12 meses el bebé debería ganar 1.85 a 3 onzas por semana.
Fuente: El Arte Femenino de Amamantar, Liga de la Leche Internacional.
Como te habrás dado cuenta, conforme el bebé va creciendo, su ritmo de crecimiento se ralentiza. Esto es normal. Se espera que el bebé triplique su peso de nacimiento al año de edad, pero no que mantenga su misma velocidad de crecimiento, de lo contrario, ¡seríamos gigantes!
¿Debo tener cuidados con mis pechos al amamantar?
Una de las dudas más frecuentes de las madres al inicio de la lactancia es si deben de cuidar de alguna forma especial de sus pechos al amamantar. Incluso hay un mito muy extendido que dice que debes lavarte el pecho cada vez después y antes de amamantar.
Hoy te quiero compartir la verdad: tu cuerpo es tan maravilloso, que ya realiza el trabajo por ti y tú no debes hacer nada más que alimentar a tu bebé (como si fuera poca cosa, ¡es un trabajón!).
Dentro de los cambios de tus pechos producidos durante el embarazo, de seguro habrás notado que brotaron de tus areolas unas pequeñas bolitas muy parecidas a un grano. Cada una de ellas es una glándula de MontGómery y una de sus funciones es la de producir un líquido sebáceo (que no notarás) que humecta y limpia tu pecho de forma natural.
Por lo tanto, no. No debes limpiar tu pecho cada vez que das el pecho, porque lo que estarías haciendo es eliminando este líquido humectante natural que tu cuerpo está produciendo. Mejor aprovecha a descansar luego de cada toma y evita ponerte más trabajo, que la lactancia es natural y está diseñada para facilitar el inicio de tu maternidad.
¿Cada cuánto debo alimentar a mi recién nacido?
Los recién nacidos deben ser alimentados como mínimo cada 3 horas para evitar hipoglucemias (niveles bajos de azúcar en la sangre). Esto es tan importante de día como de noche, por lo que, si tenemos un bebé que no despierta de forma recurrente, dejando pasar más de este tiempo entre una toma y otra, antes de los 6 meses de edad, es importante despertarlo para alimentarlo.
Sin embargo, debes saber que la regla de las 3 horas para alimentar a un bebé no es sino la media de cada cuánto un bebé alimentado con fórmula infantil suele necesitar alimentarse. Esto es porque la fórmula tarda aproximadamente ese tiempo en digerirse. Sin embargo, la leche materna tarda menos de la mitad de ese tiempo, por lo que es completamente normal que un bebé alimentado de forma exclusiva con leche materna pida mucho antes el pecho.
Muchas madres suelen preocuparse y dudar de su producción de leche debido a esto. Sin embargo, que un bebé amamantado pida ser alimentado de forma recurrente sin que pasen las 3 horas es lo más normal, sano y esperable para su desarrollo y crecimiento. De hecho, es esta demanda frecuente la que garantiza un buen establecimiento de la lactancia y una adecuada producción de leche materna.
¿Cada cuánto debo cambiar de pecho a mi bebé?
¿Te han dicho que debes amamantar 10 minutos de cada pecho? Si es así, no lo creas. Este es uno de los mitos de la lactancia que pueden perjudicar a tu bebé y su ganancia de peso. ¿Por qué? Ahora te lo explico todo.
La leche materna se compone de dos fases: una fase rica en agua y otra fase rica en grasa. La primera fase es la que ayuda al bebé a mantenerse hidratado. La segunda fase es la que garantiza la buena y adecuada ganancia de peso del bebé. Por lo tanto, el bebé necesita tomar de ambas fases en cada toma de leche.
¿Y cómo garantizamos eso?
Permitiéndole al bebé alimentarse de cada pecho hasta que lo suelte por sí mismo. Así que olvídate del tiempo y deja de ver el reloj durante las tomas de tu bebé. Lo mejor es observar a tu bebé y dejar que él decida cuándo terminó su toma.
¿Y cómo sé que mi bebé está tomando de ambas fases?
La señal principal será el color del popó de tu bebé. Un bebé amamantado deberá hacer popó color mostaza. Si por el contrario comenzara a realizar popó color verde, podríamos sospechar de que no está tomando suficiente leche rica en grasa, que también es rica en lactasa que ayuda a digerir la lactosa, de la cual es rica la primera fase de la leche.
Esto en la mayoría de casos se soluciona dejando al bebé más tiempo en el mismo pecho, pero en algunos casos suele ser necesario que la madre se extraiga un poco de leche antes de la toma para facilitarle al bebé a llegar a la segunda fase de la leche. Si llegas a presenciar esta situación, no dudes consultar con una consultora de lactancia.
Si llevo una lactancia mixta, ¿cómo mantenerla?
Llamamos lactancia mixta a aquella en la que la madre ofrece leche materna y fórmula infantil a la vez. Las madres pueden decidir optar por este tipo de lactancia por diversos motivos y es completamente válido. Cada onza de leche materna contiene millones de inmunoglobulinas (defensas) para tu bebé.
Pero, ¿y cómo logramos mantener la lactancia mixta?
Este es un tema en el que difícilmente podemos generalizar. Sin embargo, debes de saber que la lactancia mixta suele tener una fecha de caducidad que, en algunos casos, suele ser antes de lo que la madre quisiera. Esto se debe a que el bebé llegado algún punto de la lactancia, podría preferir el biberón por sobre el pecho (porque requiere menos esfuerzo que mamar directo del pecho).
Para que esto no te ocurra, te dejo algunas recomendaciones que podrían ayudarte:
- Priorizar todas las tomas directas al pecho que sean posibles.
- Idealmente mantener la lactancia nocturna para aprovechar los picos altos de prolactina y aumentar la producción para el día siguiente.
- Evitar el uso del biberón y utilizara otros métodos de suplementación como biberón cuchara o vasito al menos hasta las 6-8 semanas.
- De usar biberón ofrecerlo con el método Kassing.
- De ser necesario, aumentar la producción de leche materna por medio de extracciones.
- Llevar una lactancia mixta es posible y jamás debes sentirte culpable. Y si lo haces, quítale el apellido: das lactancia y eso es maravilloso.
Señales de hambre de mi bebé
¿Te han dicho que debes esperar a que tu bebé llore para alimentarlo? ¡No lo hagas!
El llanto debe considerarse una señal tardía para todo, incluida como señal de hambre. Un bebé que llora cuando tiene hambre, es un bebé que ya ha manifestado su necesidad de muchas otras formas, pero que no han sido atendidas.
No te culpes, al inicio es difícil descifrar las necesidades de tu bebé. Pero poco a poco irás entendiéndolas mejor y atendiéndolas a tiempo antes de llegar al llanto. Y para facilitarte un poco la tarea, te dejo algunas de las señales de hambre más comunes de un recién nacido. Para explicarlas, usaremos un semáforo:
Semáforo en verde – señales tempranas de hambre
- Comienza a moverse
- Mueve la cabeza hacia los lados (buscando el pecho)
- Abre la boca
Semáforo en amarillo – señales intermedias de hambre
- Se lleva la mano a la boca
- Se mueve más
- Se estira
Semáforo en rojo – señales tardías de hambre
- Se agita
- Llora
- Su carita se pone roja
Es importante reconocer cada una de las señales y lo que tu bebé te está queriendo decir en cada una de ellas. En las señales tempranas el bebé te está comunicando: “Comienzo a tener hambre, podrías alimentarme” (aquí no siempre acepta el pecho para comer). En las señales intermedias te está queriendo decir: “¡Tengo mucha hambre! Por favor, aliméntame ahora”. Y al llegar a las señales tardías de hambre ya el bebé te está tratando de comunicar que no sabe qué le pasa, que necesita ser calmado antes de que trates de alimentarlo.
¡Espero que esta guía te ayude en tu lactancia!
¿Debo despertar a mi bebé para comer?
¡Una duda muy frecuente! Y que hoy quiero resolver para ti, mamá primeriza que nos lees.
La mayoría de los bebés, porque su fisiología les dicta que deben permanecer alertas por la noche, suelen despertarse y alimentarse frecuentemente durante la noche. Sin embargo, la excepción hace la regla y hay algunos bebés que desde sus primeras semanas podrían llegar a pasar varias horas durmiendo de corrido sin pedir ser alimentados.
Esto si bien podría parecerles suerte a los padres de la criatura, puede ser muy perjudicial para el recién nacido, ya que un bebé al menos hasta las 6-8 semanas de vida debiese de hacer tomas de leche como mínimo cada 3 horas. De no hacerlo, corre el riesgo de padecer una hipoglucemia.
Por ello la regla de oro es la de alimentar al recién nacido cada 3 horas como mínimo. Y si tenemos a un bebé más dormilón de lo normal que podría pasar más de ese tiempo dormido, se debe de garantizar que el bebé despierte para alimentarlo.
Si este es tu caso, ¡no te preocupes! Después de la 8 semana de vida es completamente seguro dejar al bebé dormir y que pase unas cuantas horas más sin comer. Así que no tendrás que colocar alarmas en tu teléfono para alimentar a tu bebé para siempre. Es temporal, pero es una etapa vital en la que debemos proteger y priorizar la alimentación del recién nacido.
Brotes de crecimiento
¿Tu bebé ha comenzado a pelear con el pecho, rechazarlo, arquearse y tener tomas muy caóticas y más frecuentes de lo normal?
Si tu bebé está entre las siguientes edades, bienvenida, tu bebé está atravesando un brote de crecimiento:
- 6-7 días
- 17-20 días
- 6- 7 semanas
- 3 meses
Los brotes de crecimiento se definen como etapas en las que el bebé aumetna la demanda al pecho (en la mayoría de ellos por una necesidad de aumentar la producción de leche de la madre). Suelen ser unos de los mayores desafíos en la lactancia, porque la madre podría llegar a dudar de su capacidad de producción de leche por la demanda aumentada del bebé.
Sin embargo, el aumento de tomas al pecho y este comportamiento caótico que complica la pacificidad en las tomas, lo único que no está diciendo es que todo en la lactancia va como debiese de ir. Esto a pesar de que podría verse como algo terrible, en realidad esta una etapa normal que pasan todos los bebés y que indica que la lactancia se está estableciendo de manera adecuada.
¡Así que felicidades! Un brote a la vez, estarás por conseguir la lactancia que deseas.