Ya estamos llegando el tercer mes del año y es posible que los nuevos propósitos de año nuevo quedaron atrás. Las rutinas de trabajo, casa y colegios se han instaurado haciendo que nosotros también entremos en la rutina de nuestros hábitos cotidianos. Rutinas qué si bien han sido modificadas con niños estudiando en casa, menos salidas y otras demandas de trabajo, puede que no hayan variado mucho de los hábitos que siempre nos proponemos cambiar. Más bien, seguimos con el día a día con un nivel de estrés mayor.
Generalmente empezamos el año con todo tipo de nuevas metas, pero me atrevería a decir que siempre el tema de peso está en ellas. Es lo que veo todo el tiempo en las consultas clínicas, sobre todo con las mujeres. Es posible que para este 2021 el tema de salud tenga una gran relevancia también. Es imposible no pensar en este tema después de un año tan difícil como el que le ha tocado vivir a la humanidad a raíz de esta pandemia. Sin embargo, nuestra idea de salud tiende a ser muy cortoplacista y tendemos a tomar medidas que nos proveen soluciones rápidas a cualquier problema. Siempre muy enfocadas, mal enfocadas, en el tema del peso corporal. Sólo hay que ver la cantidad de recomendaciones en redes sociales para ello.
Un cambio real de estilo de vida y hábitos alimenticios no se hace de la noche a la mañana. Creo que ese es el mayor problema a la hora de implementar un nuevo plan de alimentación. Queremos cambiar tanto al mismo tiempo, que el esfuerzo que requiere no es posible mantenerlo por mucho tiempo y permitir crear un nuevo estilo de vida. La consecuencia, terminamos más frustradas de como empezamos.
Aunque existen frases como “Toma 21 días lograr hacer un nuevo hábito” los estudios demuestran que eso es sólo un mito y que toma mucho más tiempo realmente. Posiblemente un mínimo de dos meses y es probable que más tiempo para cambios más complejos. Es entendible entonces porque muy fácilmente nos sentimos derrotados al no obtener los resultados que queremos en plazos cortos. Lo que sí es cierto, es que la repetición de la acción es la que hace que se vuelva un hábito y por ello es muy importante empezar con uno sencillo a la vez. Solemos hacer esos cambios en base a lo que queremos, yo les propongo que lo hagamos en base a lo que necesitamos.
La Organización de países de Cooperación y Desarrollo aporta datos de la causa de muerte en mujeres, en la que en los primeros niveles se encuentran las enfermedades cardiovasculares (Ataque al corazón y derrames). Estos mismos datos los reporta la OMS. Estas enfermedades tienden a pasar desapercibidas en las mujeres, culturalmente esperamos que los hombres las padezcan, pero pocas mujeres se hacen chequeos rutinarios para evaluar estos problemas.
0.7% Enfermedad de Parkinson
0.8% Autolesión Intencional
2.5% Cáncer de Colon
3.0 % Enfermedad de Alzheimer
3.1 % Accidentes
3.2 % Cáncer de Mama
3.4% Diabetes
3.4% Enfermedades Pulmonares
3.9% Cáncer de Pulmón
4.5 % Demencia
8.2 % Derrame Cerebral
10.6 % Enfermedad Coronaria
Este conocimiento y nuestra historia familiar debe ser importante para poder colocar metas con respecto a nuestros cambios de estilo de vida. La prevención de la enfermedad empieza años antes. Mi recomendación, un cambio cada seis meses puede hacer una gran diferencia al final del año. Eso quiere decir terminar el 2021 con dos hábitos saludables nuevos. Personas muy disciplinadas pueden hacer un cambio cada tres meses, teniendo cuatro nuevos hábitos al final del año. ¿Y qué pasa con el peso? Pues un peso adecuado vendrá junto con hacer esos cambios para adoptar hábitos saludables. Vendrá cuando estemos enfocados en comer bien y sentirnos bien. Lo mejor de todo es que al sacarlo del esquema tendremos menos frustraciones.
Por. Licda. María del Pilar López de Hun, Nutrición
