Hoy buscamos promover la detección temprana de cualquier tipo de problema o deterioro auditivo que se pueda presentar en las personas de todo el mundo para prevenir pérdidas auditivas permanentes.
La hipoacusia definida como la incapacidad total o parcial para escuchar en uno o ambos oídos es un problema que puede ocurrir a cualquier edad. Sin embargo, en los niños es aún más importante que podamos realizar una diagnóstico precoz y oportuno para evitar riesgos como alteraciones en el desarrollo del lenguaje, aislamiento social y la catalogación de sordomudo, lo que dificulta el abordaje de estos pacientes.
El diagnóstico de hipoacusia previene:
- Un mal desarrollo del lenguaje.
- Un atraso académico y social en niños mayores.
- Secuelas como infecciones o secuelas auditivas.
Para ello esta detección se debe realizar antes de los 3-4 años, edad en la que tenemos un desarrollo importante del lenguaje según el Dr. González, otorrinolaringólogo, quien indica que todo los niños deberían pasar por una prueba de screening o tamizaje para la detección precoz de enfermedades. Sin embargo, se debe priorizar a los niños con un mayor riesgo de hipoacusia como:
- Bebés prematuros
- Bebés que han pasado por la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales.
- Bebés con ictericia neonatal.
- Bebés que han estado con tratamiento de soporte con oxígeno.
- Bebés que tuvieron complicaciones durante el embarazo.
- Bebés de madres que sufrieron algún tipo de infección durante el embarazo.
- Bebés y niños con anomalías en el desarrollo.
Algunos de los indicadores de los cuales los padres deberían estar atentos para evaluar con un especialista son los siguientes:
- Alteraciones en el desarrollo del lenguaje según exploración pediátrica.
- Niños catalogados como “desatentos” o con déficit de atención sin un diagnóstico.
- Niños que sufren de infecciones de oído a repetición.
- Niños a los que se les ha realizado alguna cirugía de oído.
En caso de tener un diagnóstico de hipoacusia existen pruebas para recién nacidos como las otoemisiones acústicas y los potenciales evocados auditivos y en niños mayores las audiometrías infantiles y convencionales a partir de los 9-10 años que permitirán resultados positivos a corto plazo y una mejoría en la calidad de vida a corto y largo plazo.
¡Pero no solo los niños deben de ser detectados a tiempo! Los adultos también sufren de pérdida auditiva y es importante evaluar a adultos mayores a partir de los 50 años, ya que comienza el proceso de presbiacusia, es decir el envejecimiento natural del oído que en la tercera edad puede magnificarse.
Así mismo, hacemos un llamado especial a personas que se encuentran ante factores de riesgo laborales, como sonidos intensos o prolongados que pueden provocar un trauma acústico crónico y condicionar la correcta función del sistema auditivo.