Es un hecho que cuando el recién nacido nace, mamá y papá desean vincularse con su bebé y tener momentos de conexión con él. Sin embargo, suele ser mamá la que lleva la ventaja al menos al inicio si amamanta, ya que el bebé necesita pasar mucho tiempo en su pecho alimentándose y autoregulándose.
Esto puede hacer que papá se sienta desplazado y no encuentre cabida para fomentar una relación con su bebé. Es normal, le pasa a la mayoría de padres. Y esto sucede porque en muchas ocasiones los padres tenemos expectativas sacadas de la televisión y no de la vida real con un recién nacido. Creemos que los bebés solo necesitan alimentarse, un buen cambio de pañal y dormir. Y dejamos por fuera todas las necesidades emocionales donde el padre puede participar y aprovechar para conectar con su bebé.
Además de todas aquellas actividades de aseo como la limpieza del pañal y el baño, donde papá puede establecer una relación de confianza con el bebé, buscar momentos de pura contención física son vitales para que el bebé pueda desarrollar un apego seguro hacia su cuidador. Sostener en brazos, arrullar, mecer, dormir con canciones de cuna, portear, son algunas de las actividades que papá puede poner en práctica desde el inicio para poder tener momentos de contacto con su bebé.
El vínculo nace de las pequeñas interacciones con ese recién nacido que percibe en cada caricia y mimo que tiene un cuidador atento y pendiente de él.