La sensibilidad materna se refiere a la habilidad de la madre para percibir y codificar las señales emocionales del bebé de un modo adecuado, lo cual posibilita una respuesta apropiada e inmediata a las necesidades del niño.
Gracias a la sensibilidad materna, la madre es removida por sus instintos y siente la necesidad de satisfacer las necesidades de su bebé. Es por ello que ante el llanto de un bebé, la madre desea acompañarle, cargarlo, arrullarlo, para ayudarlo a calmarse. Esta sensibilidad está directamente relacionada con la autorregulación emocional (capacidad de gestionar de manera adecuada las emociones).
Contar con esta sensibilidad es vital para el fomento de un apego seguro.