La tos ferina, también conocida como pertussis, es una enfermedad infecciosa respiratoria causada por la bacteria Bordetella pertussis. Se caracteriza por una tos violenta y prolongada, que puede dificultar la respiración y causar vómitos.
La tos ferina se transmite de persona a persona a través de las gotas de saliva que se liberan al toser o estornudar. Los síntomas iniciales de la tos ferina son similares a los de un resfriado común, como congestión nasal, tos seca y fiebre leve. Con el tiempo, la tos se vuelve más intensa y puede llevar a períodos de tos violenta y prolongada que pueden durar hasta 10 semanas o más.
El diagnóstico de la tos ferina se realiza mediante pruebas de laboratorio que detectan la presencia de la bacteria en muestras de la nariz y la garganta. El tratamiento de la tos ferina incluye antibióticos para matar la bacteria y reducir la duración de la enfermedad. También se pueden administrar medicamentos para aliviar los síntomas, como la tos y la fiebre.
La prevención de la tos ferina se realiza a través de la vacunación. La vacuna contra la tos ferina se administra en una serie de dosis durante la infancia y la adolescencia, y se recomienda una dosis de refuerzo para adultos. La vacunación es importante no solo para prevenir la enfermedad en la persona vacunada, sino también para reducir la propagación de la enfermedad en la comunidad.
