Un infarto de miocardio, comúnmente conocido como ataque cardíaco, ocurre cuando se produce una obstrucción repentina del flujo sanguíneo hacia una parte del músculo cardíaco, generalmente debido a la formación de un coágulo de sangre en una arteria coronaria. Esto puede deberse a la acumulación de depósitos de grasa, colesterol y otras sustancias en las paredes de las arterias, lo que se conoce como enfermedad coronaria.
Cuando se produce un infarto de miocardio, la parte del músculo cardíaco que no recibe suficiente flujo sanguíneo comienza a dañarse o morir debido a la falta de oxígeno y nutrientes. Esto puede causar síntomas graves y potencialmente mortales.
Los síntomas de un infarto de miocardio pueden variar, pero los más comunes incluyen:
- Dolor o malestar en el pecho que puede irradiarse hacia el brazo izquierdo, la mandíbula, el cuello o la espalda.
- Dificultad para respirar.
- Sudoración excesiva.
- Náuseas y vómitos.
- Mareos o desmayos.
- Ansiedad o sensación de miedo.
Es importante tener en cuenta que los síntomas pueden variar de una persona a otra, y algunas personas pueden no experimentar síntomas evidentes.