El calostro es la leche del recién nacido que se comienza a producir desde la semana 16-20 de gestación. Algunas madres pueden incluso verlo durante el último trimestre de su embarazo. Su apariencia es la de un líquido espeso y amarillento, que nada se parece a la leche blanca que podrías esperar ver, pero esto se debe a la enorme cantidad de factores inmunológicos que contiene para comenzar a proteger a tu bebé desde el minuto uno de vida.
Durante la gestación se mantienen los niveles de prolactina (hormona productora de la leche) bajos debido a las hormonas específicas del embarazo. Pero en cuanto el bebé nazca y se pegue al pecho, a su vez que los niveles de prolactina aumenten al descender los niveles de estrógenos, progesterona y el lactógeno placentario al ser expulsada la placenta, comenzará a salir calostro.
¿Pero qué sucede si el bebé no puede pegarse al pecho de inmediato? ¿O si existe riesgo de una baja producción de leche? ¿Perderá el bebé su primera vacuna: el calostro? ¿Deberá introducirse fórmula artificial?
La extracción prenatal de calostro es una técnica que permite conseguir durante el embarazo pequeñas cantidades de este líquido maravilloso que al nacer el bebé puede administrarse en caso de ser necesario y evitar la introducción de suplementos como fórmula o suero glucosado.
¿En qué casos se recomienda esta técnica?
- Madres con diabetes tipo 1 o gestacional
- Madres con hipoplasia mamaria
- Madres con Síndrome de Ovario Poliquístico -SOP-
- En caso de cesáreas programadas o madres en riesgo de ser separadas de sus bebés después del parto
- Bebés con Crecimiento Intrauterino Retardado -CIR-
- Madres con cirugía torácica o previa o mastopexia
- Patologías congénitas del bebé
- Historial previo de hipogalactia (baja producción de leche)
Si entras en alguna de estas situaciones, consulta con una asesora de lactancia y tu ginecólogo u obstetra para guiarte.
