Es una inflamación del tejido pulmonar causado por una infección bacteriana, viral u otros microorganismos, como hongos o parásitos. Los síntomas de la neumonía pueden variar según el tipo de microorganismo que la causa, la edad de la persona y el estado general de salud. Sin embargo, los síntomas más comunes incluyen fiebre, escalofríos, tos con mucosidad, dolor de pecho al respirar profundamente, fatiga y debilidad.
El diagnóstico de la neumonía se realiza mediante un examen físico y pruebas de diagnóstico, como una radiografía de tórax y análisis de sangre y esputo. El tratamiento de la neumonía depende de la causa de la infección. Si se trata de una neumonía bacteriana, se pueden recetar antibióticos. Si es causada por un virus, se pueden recetar medicamentos antivirales. Además, se pueden utilizar otros tratamientos, como la terapia respiratoria, para mejorar la respiración y la oxigenación.
Es importante destacar que la prevención es la mejor estrategia para evitar la neumonía. Esto incluye mantener un estilo de vida saludable, vacunarse contra la influenza y el neumococo, lavarse las manos con frecuencia y evitar el contacto cercano con personas enfermas. Si presentas síntomas de neumonía, consulta a tu médico para obtener un diagnóstico y un plan de tratamiento adecuados. La neumonía puede ser grave, especialmente en personas mayores, fumadoras, con problemas de salud subyacentes y en niños pequeños