La hipertensión arterial, también conocida como presión arterial alta, es una condición en la cual la presión ejercida por la sangre contra las paredes de las arterias es persistentemente elevada. Se considera que una presión arterial igual o superior a 130/80 mmHg está dentro del rango de hipertensión.
La hipertensión arterial es una enfermedad crónica que generalmente no presenta síntomas evidentes, lo que la convierte en un problema silencioso. Sin embargo, a largo plazo, puede causar daño en los vasos sanguíneos, el corazón, los riñones y otros órganos.
Los factores de riesgo para la hipertensión arterial incluyen antecedentes familiares de hipertensión, edad avanzada, obesidad, sedentarismo, consumo excesivo de alcohol, tabaquismo, estrés crónico, dieta poco saludable (alta en sodio y baja en potasio) y ciertas enfermedades crónicas como la diabetes y la enfermedad renal.
El tratamiento de la hipertensión arterial generalmente implica cambios en el estilo de vida, como seguir una dieta equilibrada y baja en sodio, aumentar la actividad física, mantener un peso saludable, evitar el consumo excesivo de alcohol y dejar de fumar. En algunos casos, puede ser necesario recurrir a medicamentos para controlar la presión arterial y reducir el riesgo de complicaciones. Es importante controlar y tratar la hipertensión arterial para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares y otros problemas de salud relacionados.